EL ENSAYO: NATURALEZA, ESTRUCTURA Y FORMATO.
Tal como la palabra lo dice, el ensayo es la expresión
de los primeros intentos de elaborar un pensamiento original, fundamentado y
crítico, sobre alguna situación, problema o interrogante de interés personal –
profesional; en este caso, de interés educativo.
Los pasos sugeridos para desarrollar un ensayo, considerando que han elegido un
tema, son:
1º.- tomar conciencia del tema planteado, observando qué experiencia tienes al
respecto, cómo lo has vivido o cómo has observado que afecta a los seres
humanos, en alguna(s) dimensión(es) o aspectos de la existencia.
2º.- ¿Qué problemas puedes observar; cuáles son las causas de los mismos,
cuáles sus consecuencias?
3º.- Cuando estés pensando, debes ir anotando de inmediato las ideas, tal como
van surgiendo; hacer una especie de lista de ideas, preguntas, situaciones
ejemplificadoras, etc.
4º.- Ahora, mirando tu lista de ideas e interrogantes…etc., REDACTA (expresa tu
pensamiento).
Lo importante es que seas tú quien está pensando, planteando interrogantes,
sugiriendo respuestas, dando ejemplos, relatando experiencias… debes expresar
tu pensamiento con tu estilo –directo, metafórico, irónico, etc.- pero siempre
dando razones de lo que dices. Si recurres a una cita de un pensador u otro,
que sea para expresar cómo éste piensa semejante o contrariamente a ti; para
ser crítico o para entrar en diálogo con él.
Estructura de un ensayo:
a. Apertura o introducción:
presentación del tema, justificación de su importancia, consideraciones por las
cuales el ensayista aborda el tema, etc.
b. Desarrollo: características del tema, tratamiento que le dan diversos
autores, datos que permiten entenderlo, problemas que presenta,
desenvolvimiento histórico, conceptos que contribuyen a plantearlo más
claramente o de maneras alternativas. Por supuesto, en esta fase se desarrolla
el argumento del ensayo; en otras palabras, esta sección contiene, usualmente,
el grupo de razones que justifican nuestra tesis principal. También es el lugar
para desarrollar los argumentos secundarios (aquellos que apoyan a las razones
controversiales o no obvias de nuestro argumento principal).
c. Cierre o conclusión: No significa necesariamente solución a problemas
planteados; puede dar cuenta de la perspectiva que asume el ensayista ante lo
establecido en la apertura o en el desarrollo.
Si el escrito se presta para ello, es conveniente dividirlo en varias unidades
más pequeñas, encabezadas por subtítulos que hagan alusión resumida a lo que
enseguida se plantea. Algunos autores sencillamente numeran las unidades
pequeñas de su texto, con el fin de hacer más ligera su lectura.
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